martes, 17 de agosto de 2010

2010 - Marc Redondo

Marc es probablemente el jugador más agridulce que he entrenado nunca. Un jugador que tiene grandes dotes y alguna carencia importante que saca a la luz pequeños detalles que pueden molestar.

Su carácter y su función en la pista son bastante complicados de entender. Y es que es un jugador que no acaba de definirse, que está evolucionando mucho de un chico tímido a un hombre descarado, y tal vez por eso, hay veces que pide la responsabilidad en el campo, y otras en las que se exime de ella.

Es una persona exigente consigo mismo. Lo demuestra el que siempre quiere ser el primero en los entrenamientos físicos, en que pide a los demás compromiso y que transmite energía al colectivo. Pero sin embargo, está en una época de comentarios y decisiones ácidas y siempre busca la pequeña burla. Como mínimo, debe aprender cuándo es el momento de cerrar la boca, y cuando es momento de bromas.

Cuando el balón está en juego, Marc es un jugador atento al compañero, a la jugada, al balón y al rival. Son los 5 sentidos puestos en la circulación del balón, en saber dónde está el mejor pase cuando quiere pasar, y donde tiene un pase de desahogo cuando intenta penetrar por el centro.

Ya el año pasado comenté que era mi mejor jugador defensivo, por aquello de que en el uno contra uno se torna difícil superarlo porque es capaz de doblar muchísimo las piernas y seguir desplazándose a buena velocidad. Este año, hemos trabajado contra jugadores de un nivel altísimo, y sigue rayando al mismo nivel.

He notado una gran mejoría en el terreno que es capaz de abarcar, es zurdo, y eso le obliga a ser polivalente. Tenía que ser capaz de ocupar el ala izquierda sí o sí, y lo ha hecho. Va y viene, viene y va, toca, encara a uno o varios rivales, etcétera.

Para ser un jugador imprescindible debe mejorar 3 cosas. A cual más importante para aquellos que como yo, somos obsesivos del detalle.

La primera es que debe mejorar tácticamente. No puede ser que olvide los conceptos trabajados tan fácilmente, de una semana para otra en el mejor de los casos. La verdad que no he sido capaz de mejorar mucho este aspecto. Tal vez, cambiando a una pizarra de rotulador le podría haber ayudado más.

La segunda es que a él no le importa nada el detalle del posicionamiento ni de la trayectoria del desplazamiento. Creo firmemente que es porque piensa que siempre llega al sitio, que puede desplazarse más rápido que cualquiera y estar ahí donde acabará el balón. Tal vez sí, pero no es lo mismo llegar para disputarlo, que llegar para jugarlo. No es lo mismo correr al segundo palo y acabar cerca del córner, que acabar a un metro.

Estas dos cosas son actitudinales, y se deben cambiar porque se pueden cambiar. Cambiar el chip y crecer o no cambiarlo y estancarse. Tú decides Marc.

Y la tercera mejora que atisbo es un apunte técnico. Le vendría muy bien aprender a pegarle más y mejor al balón con el empeine para no abusar tanto de la puntera.

Marc, como tú dices, has sido la 'salsa' del equipo, sin ti sería todo más aburrido. Gracias.

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