jueves, 18 de noviembre de 2010

2010 - Toni González Esquinas

Era un viernes a mediodía cuando decidí hacer una llamada a Castelldefels. Estaba en mi cuarto sentado al ordenador, con mis pensamientos volando por el mundo del futbol sala mientras se me iba la tarde entre lecturas. En ese momento, no imaginé que esa llamada resultase tan importante para las dos personas que se encontraban al final de cada extremo de la línea.

Pronto, ambos tuvimos que demostrar el compromiso adquirido. Yo tuve que lidiar con su tutor-profesor-entrenador para que le liberase, y él... él tuvo mucho que hacer para llegar, tanto, que al final tuvo que volver precipitadamente.

Toni es un jugador excelente en las aptitudes y las actitudes. Por un lado es fuerte, rápido y técnico y por el otro, es un líder trabajador que no deja que el compañero se despiste. Tanto es así, que en la segunda jornada en Manresa, llamó al orden a otro compañero en pleno partido. ¡Se lo dijo al más veterano en la entidad!

Aún así, este jugador tenía ciertas carencias mentales de concentración y de sentimientos de inferioridad provocados por la ansiedad.. "No me entran los dobles", "El próximo día que tire otro las faltas", etc. Nada importante, trabajamos con mensajes de relatividad... "Has toreado en plazas peores", "Si fallas seguimos igual, vamos a cobrar lo mismo"... ¡Resuelto y a otra cosa!

Las mejores virtudes de Toni se centran en la capacidad de llevar todo el trabajo defensivo de un equipo, capaz de hacer coberturas hasta al portero, de llegar a los cortes. En ataque, la verticalidad y decisión impropias de un cierre.

Como cierre, resulta muy difícil de parar cuando se incorpora porque tiene las características de un extremo/interior de futbol 11. Rápido, decidido, buen regate en cambio de ritmo y mejor chute. Obviamente, sorprende mucho.

Donde falla bastante más es en la elección del pase, y en la calidad de pase de distancia. Porque aunque tiene la técnica para darlo, no lo da para que el compañero lo aproveche, si no para que el compañero lo luche. Seguramente por la costumbre de tirárselo a Dani tantísimas veces en su etapa anterior.

Estoy seguro que de haberse dado a conocer un año antes, habría acabado jugando con la catalana, pero eso es más una opinión personal que una certeza.

Por desgracia, el tener que marcharse a media temporada nos dejó cojos, a nuestra amistad, y a su aprendizaje. El equipo lo echó en falta... sobre todo como amigo.