martes, 31 de agosto de 2010

2010 - Daniel Nerín Peña

Si es usted un lector habitual de este blog es más que probable que también sea una persona del ámbito del futbol sala, y si es así, es prácticamente seguro que haya escuchado con asiduidad frases como: "No he visto a nadie que le guste tanto el futbol.", "Nunca dejaría al equipo colgado.", etcétera, etcétera. Pero si realmente se para usted a pensar en las veces que lo escuchó, estará de acuerdo conmigo que las frases no van acompañadas de un valor de medida, que apoye y de sentido a la frase.

Es decir, sabemos que algo está lejos, sí, ¿pero cuánto es lejos? Para unos, 1Km es mucho y para otros 5 son poco. Pero todos sabemos qué distancia valoramos y qué esfuerzo requiere recorrerlas.

Pues bien, yo quiero justificar el amor de este chico por el fútbol, su compromiso con el equipo y lealtad hacia mí con números.
Sin dar señas específicas, les diré que desde casa de este muchacho al pabellón de La Bastida hay exactamente 33 Km. Entonces, si tenemos en cuenta que hay alrededor de 45 semanas de entrenamientos y tres días de trabajo a la semana (2 de entreno y 1 de partido), este muchacho ha recorrido la friolera de 8.910Km en desplazamientos (sin contar los que después se hiciesen desde La Bastida hasta Sicoris o Martorell, por ejemplo). Para que se haga usted una idea, 8.900Km es la distancia que hay de Barcelona a Honduras. ¿Lejos verdad?

Pero eso no es lo peor, la distancia no es tan importante como el tiempo que se tarda en recorrerla, y ahí los números se tornan asfixiantes. Dani ha tenido que coger 2 trenes y un metro para venir a entrenar. Y además, dos andaduras hasta y desde las estaciones. Total, 1h30min por viaje, o lo que es lo mismo, 3h diarias.
El cálculo nos lleva a 405 horas en los trenes a lo largo de un año (retrasos de Renfe aparte!). Comparémoslo: Si tenemos en cuenta que un contrato laboral ronda las 1.850h resulta que dani ha invertido una cuarta parte del tiempo que yo me paso en el trabajo a desplazarse a los entrenos.

Dani es un jugador que ha llegado tarde al mundo del futbol sala, al futbol sala táctico. En su anterior equipo se gestó como el típico pivot que lo quiere hacer todo, se gestó como jugador de batalla, goleador, rápido, resistente y duro como el acero. Por algo nos marcó 5 goles en dos partidos el año del ascenso. Y claro, al llegar a un equipo con más individualidades, con un juego más táctico y más elavorado que el pelotazo pues le ha impedido dar los números que estaba acostumbrado a dar.

No me canso de repetirle que estoy contento con su rendimiento, pero el quiere más. Dice que no es suficiente, y yo le digo que está jugando muy bien, para el equipo. Ha aprendido a controlar de pivot, darla de cara y correr. Ha aprendido a buscar el espacio vacío jugando de cuatro para recibir y partir sin grandes alardes tácticos, pero buenos. Ha subido el ritmo, ha crecido como jugador y muchos entrenadores rivales me han preguntado por él y le han destacado como jugador. Por regatear bien y cuando toca y, en general, elegir bien las opciones. Pero claro, yo entiendo que un jugador no valora igual dos regates y un gol, que cinco acciones de menos renombre pero efectivas.

La lástima es que en situaciones tácticamente complejas no hayamos podido aprovecharle, aunque las haya jugado. Por ejemplo, no ha aprendido a defender de cinco, ni a atacar.

Dani es un jugador bajito (como casi todo el equipo), veloz y muy resistente que es capaz de desbordar (y meterse en líos) y que tiene habilidad para definir de primeras, pero que no lo hace bien si piensa la jugada. No tiene muy buen pase, pero tampoco es malo, es quizá peor la elección que hace de ellos que la técnica propiamente dicha. Ahí puede mejorar mucho.

Puede y debe mejorar también la protección del balón en zonas defensivas ya que lo enseña demasiado y después se ve obligado al regate o a irse a una esquina a protegerlo. Necesita utilizar los brazos como lo hace cuando recibe de espaldas.

Debe mejorar el chute, mejor dicho, ciertos tipos de disparo. Tiene una volea de puro escándalo, y puede elegir entre un golpeo fuerte y un golpeo suave para definir. Pero, no sabe chutar balones centrados a la porteria, mucho menos si son balones parados y no utiliza la puntera nunca.

¡¡Mucha suerte torito!! Te debo una.

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